En Cazadores de Fake News rastreamos y desmontamos desinformación utilizando evidencias de fuentes abiertas —como redes sociales, páginas web y archivos digitales— siempre referenciando y agregando enlaces a dos o más evidencias primarias para que cualquiera pueda verificar y replicar nuestros argumentos. Esto está más detallado en nuestra política de fuentes.
Ocasionalmente consultamos fuentes humanas relevantes como complemento; sin embargo, su información se considera secundaria y no influye en las conclusiones finales, basadas en nuestras indagaciones y evidencias verificadas. No utilizamos fuentes anónimas: al citar expertos, indicamos su cargo y experiencia, revelando cualquier interés particular para que el lector comprenda posibles influencias.
Sin embargo, cuando la integridad de una fuente humana está en riesgo, garantizamos su anonimato para proteger a testigos, fuentes confiables y personas que han amplificado desinformaciones de forma no intencional. Del mismo modo, cuando la desinformación involucra a menores, garantizamos su anonimato mediante nombres ficticios y censura de rostros u otros elementos identificativos.
Estas medidas forman parte de nuestra estrategia de seguridad física y digital, para prevenir represalias físicas o ataques digitales.
En el caso de los desinformantes —ya sean personas, medios de comunicación, portales o usuarios que difunden un contenido desinformativo— sólo son identificadas plenamente cuando Cazadores de Fake News registra que ha reincidido en la difusión de desinformación en más de cinco ocasiones durante un período de un año.
También para proteger a nuestro equipo en el contexto de criminalización y persecución contra activistas, periodistas y medios independientes en Venezuela, ningún artículo lleva la firma del redactor. Implementamos estrictas medidas de ciberseguridad para proteger información sensible y evitar ataques digitales, incluido el acoso en línea.