Cyborgs de propaganda criolla, un altavoz local de desinformación iraní y un bulo no tan falso

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Desde el uso estratégico de “bots” humanos en Venezuela, pasando por una falsa norma sobre vigilancia estatal (que, al menos parcialmente, existe de facto), hasta la distorsión de eventos internacionales por medios aliados, revelan una red de influencias que moldea la percepción pública

En el análisis de las influencias mediáticas y políticas, se destaca el uso de granjas de bots y “bots humanos” financiados en Venezuela, una cadena de WhatsApp que —aunque falsa— alerta sobre la posibilidad de vigilancia estatal en redes sociales, y la amplificación de desinformación para beneficiar a aliados geopolíticos son casos que demuestran cómo las plataformas de redes sociales pueden ser manipuladas para moldear la percepción pública y el discurso político por parte de actores con intereses específicos.

Granjas de bots vs “bots” humanos financiados

En una reciente edición del programa “Con Maduro +”, se presentó un video que avivó el debate acerca del funcionamiento de las granjas de bots y cómo estas pueden influenciar las redes sociales. Sin embargo, lo que no se abordó fue la presencia de redes de cuentas que son usadas como si se tratara de cuentas “bots” pero que son operadas por humanos (a veces llamadas cuentas “cyborgs”, o con comportamiento similar a bot) y que son financiadas por el gobierno venezolano.

Desde hace más de nueve años, el gobierno ha empleado estas tácticas no solo a través de cuentas automatizadas, conocidas como botnets, sino también mediante el reclutamiento y pago a personas organizadas en grupos como los “Tuiteros de la Patria”. Las cuentas operadas por estos humanos no son bots –técnicamente no están automatizadas–, pero su efecto es el mismo. Quienes las usan reciben remuneraciones para potenciar activamente ciertas etiquetas y narrativas propuestas por el Ministerio de Comunicación e Información en Twitter, distorsionando así la percepción pública y manipulando el debate digital frente a lo que describen como una “guerra comunicacional”.

En respuesta a la manipulación digital, la plataforma de redes sociales, ahora renombrada como X, implementó restricciones como el cierre del acceso a su API y la adopción de técnicas anti-scraping. Aunque estas medidas han reducido significativamente la capacidad de las cuentas automatizadas y similares a bots para operar a gran escala, nunca fueron capaces de erradicar completamente la manipulación de la plataforma.

Por ello, las granjas de bots mostrados en el video de “Con Maduro +” son solo una parte del problema, pero no la única forma de manipular la plataforma. Al denunciar las granjas de bots automatizadas y omitir los “bots humanos” financiados, el gobierno podría estar intentando desacreditar las críticas en línea a su gestión, sugiriendo que muchas son generadas artificialmente y no representan a la opinión pública en el contexto electoral. 

Un bulo zombie con riesgos reales

Circula nuevamente una cadena de WhatsApp que alerta sobre supuestas “nuevas normas” de comunicaciones que protegerían contra la intervención en llamadas y mensajes. Esta información, ha sido desmentida repetidamente desde 2017 en varios países incluyendo Colombia, México, Argentina, España, Estados Unidos, Cuba y Venezuela.

En una aclaratoria de febrero del 2024, Cazadores de Fake News detalla que, aunque esta cadena es un bulo recurrente –es falso que el gobierno haya dictado “nuevas normas” y la cadena ha circulado por años en otros países–, no se debe ignorar su contenido en el contexto de Venezuela. Según la nota, el mensaje distribuido falsamente advierte sobre intervenciones en las comunicaciones, un escenario que, aunque exagerado en la cadena, no está lejos de la realidad venezolana.

“En países como Venezuela sí se han confirmado casos de intervenciones gubernamentales en las comunicaciones […] Además, el gobierno puede tener acceso a información de usuarios de servicios de comunicación estatales”.

Cazadores de Fake News

Al respecto, un reciente artículo de Efecto Cocuyo explica que, desde principios de 2024, nueve personas han sido detenidas en Venezuela por sus publicaciones en redes sociales y WhatsApp.

Entre los arrestados se encuentra Carlos Salazar, ingeniero que fue detenido por criticar al gobierno en un video; Whillfer Piña Azuaje, miembro del partido La Causa R, acusado de amenazar al presidente; y Armando Sarmiento, creador de contenidos, detenido por cuestionar la gestión gubernamental. Otros detenidos son Oscar Alejandro, un youtuber arrestado por supuestas actividades de terrorismo; Fanny Cruz, abogada detenida por difundir un video acusando al gobernador de Mérida de corrupción; Armando Colina Medina, detenido por la misma razón que Cruz; y Liliana Cruz y Adriana Rodríguez, ambas detenidas por difundir un video similar sobre corrupción en WhatsApp.

De estos detenidos, los casos de Whillfer Piña Azuaje y Renzo Estibenz Flores, un desertor de la Guardia Nacional también vinculado al plan de atentado contra el presidente, son reportados como desapariciones forzosas porque, después de su detención, sus ubicaciones y estados legales se han mantenido desconocidos para sus familias y abogados. Esta falta de información y transparencia sobre su paradero y condición física después de haber sido detenidos eleva las preocupaciones sobre su bienestar y estado de sus derechos humanos.

Estos casos subrayan cómo las autoridades venezolanas utilizan las acusaciones de “instigación al odio” y otros cargos para justificar arrestos arbitrarios, lo que podría empeorar de aprobarse el “Proyecto de Ley Contra el Fascismo, Neofascismo y otras Expresiones Similares”. La desinformación, contenida en el bulo que circula en Whatsapp —aunque en esta instancia específica es infundada—, refleja un miedo válido a la vigilancia y represión, una problemática que en Venezuela no es solo teórica sino una práctica contra la disidencia.

Amplificación de desinformación en conflictos geopolíticos en beneficio de aliados

El portal de propaganda venezolano Venezuela News amplificó un vídeo publicado por la TV estatal iraní HispanTV y que alegaba mostrar un ataque de represalia de Irán en contra de Israel. Ambos medios sostuvieron que el video había sido grabado en el contexto de los ataques del pasado 13 de abril. Sin embargo, el registro audiovisual corresponde con un incendio que ocurrió en Achupallas, Viña del Mar, en Chile y ha estado circulando en redes sociales desde febrero pasado.

“Esta noche se han hecho virales un montón de vídeos antiguos de Oriente Próximo y algunas imágenes de videojuegos, en su mayoría publicados por cuentas que buscan influencia y participación durante un acontecimiento noticioso importante difundiendo desinformación y miedo. Comprueba todo lo que veas en Internet esta noche”. Shayan Sardarizadeh, BBC Verify 

Este ejemplo demuestra cómo algunos medios pueden servir como extensiones de estrategias políticas, alterando narrativas para beneficiar a ciertos actores o países aliados, lo cual puede tener consecuencias profundas tanto en la opinión pública como en las relaciones internacionales.


Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.

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