Desinformación: un arma más en la escalada y prolongación del conflicto en Gaza

El conflicto entre Israel y Hamás ha desatado una oleada de desinformación a nivel global. Diversas narrativas han distorsionado la comprensión de los hechos usando desde videos manipulados hasta acusaciones falsas

El 7 de octubre de 2023, militantes de Hamás, una organización palestina considerada terrorista por Israel, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países, atacaron el sur de Israel, específicamente las comunidades cercanas a la Franja de Gaza. El atentado provocó la muerte de aproximadamente 1.200 personas y la captura de 250 rehenes, lo que desencadenó una guerra que ha dejado miles de víctimas en la región hasta la fecha.

A medida que el conflicto —que se inició mucho antes de 2023— escala, también lo hace la desinformación.

Videos manipulados y acusaciones falsas

Imágenes y videos alterados o sacados de contexto se viralizaron en redes sociales, contribuyendo a la propagación de información falsa sobre el conflicto.

Por ejemplo, se utilizaron fotos y videos anteriores a la guerra como si se tratara de eventos recientes. Entre estos ejemplos se incluye un clip que muestra falsamente a Hamás “volando en parapente entre ciudadanos israelíes para atacarlos o imágenes que supuestamente representan a la Fuerza Aérea Israelí atacando objetivos terroristas en Gaza en octubre de 2023.

Otros videos fueron manipulados. Uno de ellos tenía un audio falso que sugería que CNN había organizado un ataque cerca de la frontera entre Israel y Gaza, mientras que otro —alterado digitalmente— afirmaba falsamente que la Esfera de Las Vegas mostraba la bandera de Israel.

Además, surgieron publicaciones que afirmaban que las imágenes de muertos y heridos en Gaza eran montajes con actores pagados. Un ejemplo de esto fue un video que supuestamente mostraba a actores de crisis palestinos “trabajando horas extra para engañar al mundo” durante el conflicto. Sin embargo, según EFE Chequea, el video provenía de un proyecto cinematográfico anterior a la guerra.

También circularon imágenes que falsamente mostraban a “combatientes palestinos derribando cuatro aviones de combate israelíes”, cuando en realidad eran tomas de un videojuego.

Acusaciones infundadas contra Israel y la relación con Estados Unidos

En medio de esta ola de desinformación, Israel también ha sido vinculado incorrectamente a otros desastres no relacionados con el conflicto, como el derrumbe del puente Francis Scott Key en Baltimore, el 26 de mayo de 2024. Las autoridades estadounidenses confirmaron que el incidente fue accidental y no estuvo vinculado al terrorismo. Además, se difundieron teorías infundadas que acusaban a “los judíos” de ser responsables de los ataques del 11 de septiembre de 2001, cuando los responsables fueron terroristas de Al Qaeda.

Figuras públicas, como el expresidente y actual candidato presidencial Donald Trump, afirmaron incorrectamente que “el dinero de los contribuyentes estadounidenses ayudó a financiar estos ataques”, refiriéndose a la liberación de 6.000 millones de dólares en fondos iraníes que habían sido congelados debido a sanciones y que fueron desbloqueados como parte de un acuerdo para la liberación de rehenes entre Estados Unidos e Irán. Sin embargo, esos fondos no involucran dinero de los contribuyentes estadounidenses, sino ingresos de Irán por ventas de petróleo que estaban retenidos en cuentas extranjeras.

La ayuda de Estados Unidos a Israel es principalmente asistencia militar, sujeta a acuerdos y controles específicos, mientras que la ayuda a los territorios palestinos se enfoca en apoyo humanitario y desarrollo bajo supervisión.

Actores internacionales y la difusión de desinformación

Un estudio del Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) reveló que China, Rusia e Irán han explotado el caos informativo generado por el conflicto para promover sus intereses geopolíticos.

Durante las primeras semanas de la guerra, cientos de cuentas vinculadas a estos países difundieron desinformación, promoviendo mensajes de odio y apología de la violencia con el fin de influir en la opinión pública internacional.

Rusia, por ejemplo, ha utilizado desinformación para vincular falsamente a Ucrania con Hamás, difundiendo afirmaciones de que Ucrania proporcionaba armas a este grupo terrorista que supuestamente habían sido enviadas por la OTAN.

Por su parte, Irán también ha empleado la desinformación para reforzar su narrativa de resistencia contra Israel y Occidente, glorificando los ataques de Hamás y deshumanizando a los israelíes en sus mensajes, retratándoles como enemigos sin rostro u opresores.

La doctrina Dahiya y el uso de fuerza en conflictos

La doctrina Dahiya, formulada después de la Guerra del Líbano de 2006 y específicamente el bombardeo israelí en Dahiya barriada de Beirut y bastión de Hezbolá, sostiene que se debe emplear una fuerza masiva no solo contra las fuerzas militares del enemigo, sino también contra infraestructuras civiles que las apoyan, con el fin de disuadir futuros conflictos.

El ataque en Dahiya fue parte de la respuesta israelí tras el secuestro de dos soldados israelíes por Hezbolá el 12 de julio de 2006.

Esta estrategia —acuñado por el general israelí Gadi Eisenkot en 2008, cuando era comandante del Comando Norte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)— ha sido criticada por organizaciones internacionales, que afirman que va en contra del derecho internacional humanitario, el cual exige la distinción entre combatientes y civiles.

A menudo, las organizaciones paramilitares como Hamás y Hezbolá utilizan establecimientos civiles como edificios administrativos y escuelas como bases de operaciones.

Contexto del conflicto entre Israel, Palestina y Hamás

El conflicto entre Israel y Palestina tiene raíces en disputas territoriales, religiosas y políticas que se remontan a muchos años antes de la creación del Estado de Israel en 1948. Tras la partición del territorio palestino propuesta por la ONU en 1947, que dividía el territorio en dos estados —uno judío y otro árabe— aumentaron las tensiones debido al rechazo de los países árabes a la partición. Esto derivó en guerras, desplazamientos y un conflicto continuo sobre el control de territorios.

A pesar de los múltiples intentos de negociación, esas tensiones han persistido, alimentadas por cuestiones como el control de Jerusalén, los asentamientos israelíes en Cisjordania y el derecho de los refugiados palestinos.

En 1967, en la Guerra de los Seis Días, Israel derrotó a una coalición de países árabes y capturó más territorios, incluidos Cisjordania, Gaza y Jerusalén, que son áreas reclamadas por los palestinos para un futuro Estado. Israel ha mantenido el control de estos territorios, lo que ha sido una de las principales fuentes de conflicto hasta el presente.

Desde entonces, ha habido múltiples guerras y levantamientos palestinos (conocidos como Intifadas) y varios intentos fallidos de resolver el conflicto a través de negociaciones. 

Hamás y su papel en el conflicto

Hamás —fundado en 1987 durante la Primera Intifada— es un grupo islamista que tiene control sobre la Franja de Gaza desde 2007. Aunque es un actor clave en el conflicto, no representa a todo el pueblo palestino. Hamás rechaza la legitimidad del Estado de Israel y ha llevado a cabo ataques que han provocado múltiples guerras.

Si Hamás no es Palestina, ¿cuál es la relación política entre Israel y Palestina? La Autoridad Palestina (AP) —encabezada por Mahmoud Abbas y dominada por el partido político Fatah— es el gobierno reconocido internacionalmente como representante del pueblo palestino. Uno de los mayores obstáculos para un acuerdo de paz ha sido la división interna palestina entre Fatah y Hamás (que controla la Franja de Gaza). Israel no negocia con Hamás, ya que lo considera una organización terrorista.

La relación entre Israel y la Autoridad Palestina también es complicada y ambigua, porque hay cooperación en algunos aspectos, pero tensiones debido a la ocupación israelí de Cisjordania y la expansión de asentamientos israelíes en territorios que los palestinos reclaman para su futuro estado. La AP e Israel cooperan en temas de seguridad, especialmente en Cisjordania. Las fuerzas de seguridad de la AP trabajan en coordinación con las fuerzas israelíes para mantener el orden y prevenir ataques de militantes, como los de Hamás.


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