La falsa conexión de Edmundo González y Leopoldo Castillo con la CIA está anclada en un viejo bulo soviético

Una campaña de desinformación intenta vincular al candidato Edmundo González con Estados Unidos y las masacres en El Salvador durante los 80. La narrativa involucra otro bulo en contra del periodista Leopoldo Castillo, conectado con desinformación surgida durante la Guerra Fría

  • No existen documentos ni ninguna prueba que respalde las acusaciones sobre la participación de Leopoldo Castillo en actos violentos en El Salvador
  • La CIA negó la existencia de la llamada “Operación Centauro”. El rumor es un caso de desinformación iniciado por medios rusos, en plena era soviética.
  • Castillo sí trabajó junto a Edmundo González en la embajada de Venezuela en El Salvador.
  • El supuesto vínculo entre ambos con la CIA es otra desinformación surgida de una carta –mostrada en ”Con el Mazo Dando”– de una supuesta diplomática de la que no hay rastro alguno en Internet. 

El miércoles 15 de mayo de 2024, Diosdado Cabello –vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)– leyó en su programa “Con el Mazo Dando” una carta supuestamente enviada por una informante identificada como la “exembajadora” María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño. Con el documento se intentó vincular al periodista venezolano Leopoldo Castillo y al candidato Edmundo González con varios hechos de violencia ocurridos en El Salvador durante los años 80.

En la carta se acusa a González de haber sido captado por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y de haber trabajado como “enviado especial” en El Salvador desde 1981 hasta 1983, cuando Leopoldo Castillo fue embajador de Venezuela en ese país. De acuerdo al rumor iniciado en el programa de Cabello, González y Castillo habrían participado en la financiación y logística de escuadrones de la muerte responsables de violaciones a los derechos humanos.

La investigación de Cazadores de Fake News pudo probar que las acusaciones contra González y Castillo están basadas en documentos inexistentes, publicaciones descontextualizadas o afirmaciones falsas. 

Las denuncias sobre la relación entre Edmundo González, Leopoldo Castillo y la CIA no están soportadas con hechos verificables, ni la supuesta vinculación entre ambos y los hechos violentos en El Salvador. Además, la “Operación Centauro” –supuestamente admitida por Estados Unidos en un documento desclasificado de la CIA–, es otro caso de desinformación propagada por medios soviéticos, que la misma CIA había detectado a principios de los años 80.

Varias de las desinformaciones anteriores han sido presentadas como hechos, por más de 15 años, por comunicadores vinculados con el oficialismo venezolano como Mario Silva, conductor de “La Hojilla” y el mismo Diosdado Cabello. 

Algunas de las historias, rumores y recursos usados por ambos comunicadores, tienen claras semejanzas con las documentadas en varios casos de desinformación atribuidos a la Unión Soviética y Alemania Oriental hace más de 40 años.

La falsa relación de Leopoldo Castillo con los asesinatos en El Salvador

Leopoldo Castillo es un conocido periodista venezolano, actual conductor de “El Citizen”, un programa de televisión transmitido en EVTV. Castillo también fue embajador de Venezuela en El Salvador, sucediendo a Abel Clavijo Ostos el 12 de noviembre de 1981 y entregando el cargo a Pedro Emilio Coll el 26 de enero de 1983, según registros del Diario Oficial del país centroamericano.

Desde esa época, Castillo se convirtió en el objetivo de una campaña de estigmatización y la invención del apodo “Matacuras”, que volvería a ser usado en su contra durante los gobiernos de la era chavista.

A partir de 2002, Leopoldo Castillo comenzó a dirigir “Aló Ciudadano”, un popular talk show de opinión de radio y televisión que dejó de transmitirse en 2013. No pasó mucho tiempo para que su línea editorial –crítica al gobierno del expresidente Chávez–, se volviera incómoda. La contrapropaganda simplemente estuvo basada en la repetición de las mismas narrativas desinformativas surgidas décadas atrás.

Hay evidencias en línea, al menos desde 2004, del uso del apodo “Matacuras” y de los intentos del chavismo de vincular a Castillo con eventos de violencia ocurridos en El Salvador en los 80. Entre estos eventos suelen mencionarse el asesinato del sacerdote Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, ocurrido el 24 de marzo de 1980; el de las “monjas Maryknoll”, del 2 de diciembre de 1980; o la masacre de los sacerdotes jesuitas en San Salvador (también conocidos como los mártires de la UCA), ocurrida el 16 de noviembre de 1989.

Pero ninguno de estos hechos de violencia ocurrió mientras Castillo estuvo al frente de la embajada, entre noviembre de 1981 y enero de 1983, aunque durante años varios comunicadores cercanos al chavismo intentaron hacer perdurar el bulo, añadiendo nuevos detalles.

Por ejemplo, en una edición del talk show de propaganda “La Hojilla” de Mario Silva transmitida alrededor de 2009, se reconoció que Castillo no estaba en El Salvador cuando asesinaron a Óscar Arnulfo Romero (1980) ni a los sacerdotes jesuitas (1989), pero sí cuando asesinaron a las misioneras de Maryknoll. Además, se agregó que “no se tiene fecha exacta del cargo ejercido por Don Leopoldo, porque en un camioncito que estacionaron en el sótano del Ministerio de Exteriores, se llevaron, desaparecieron, todos los expedientes de esa fecha“, una afirmación que pierde validez al conocer las fechas de designación tanto de Castillo y como de los otros embajadores de Venezuela en El Salvador durante los años 80.

Sobre la “Masacre de los Jesuitas” de 1989, existe una querella criminal interpuesta por el Centro para la Justicia y la Rendición de Cuentas, una institución que identifica y procesa a criminales de derechos humanos en todo el mundo, en contra del antiguo presidente de El Salvador y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Alfredo Cristiani Burkard, y otras 14 personas por su participación en la “Masacre de los Jesuitas”. Leopoldo Castillo no figura entre los 15 acusados en la querella.

Tampoco hay evidencia de que Leopoldo Castillo sea llamado popularmente “Matacuras” en El Salvador. Este apodo solamente aparece en páginas de propaganda vinculadas con los gobiernos venezolano y cubano. En línea no se encuentra mención al supuesto apodo en ningún documento, ningún libro sobre la historia de El Salvador ni sobre la ola de violencia de esos años.

En el pasado, Castillo explicó varias veces el origen del rumor ante su audiencia y en algunas entrevistas, atribuyéndolo al organismo estatal de inteligencia de Cuba, el “G2 cubano”.

Consultado por Cazadores de Fake News, recordó cómo la desinformación era una táctica común en su tiempo en la embajada venezolana en El Salvador. Mencionó que durante el éxodo del Mariel, acompañó al canciller venezolano para gestionar la situación de los presos venezolanos en Cuba. En medio de este proceso, Castillo cubrió la noticia:

“Todo ese proceso lo seguí cubriendo yo, desde el punto de vista informativo. Entonces ahí, Cuba inventa el apodo ‘Matacuras’ como rumor”.

Leopoldo Castillo, 2024

El candidato “agente de la CIA”: rumor sobre rumor

No existe rastro digital alguno de la “exembajadora” María Catalina Restrepo Pinzón de Londoño, una supuesta integrante del cuerpo diplomático colombiano, citada como la autora de la carta enviada al programa “Con El Mazo Dando” y leída por Diosdado Cabello. Ni siquiera existen pistas sobre alguna persona que responda a ese nombre completo. 

Leopoldo Castillo, sin embargo, confirmó a Cazadores de Fake News que sí había trabajado junto a Edmundo González mientras fue embajador:

“Alguien tenía que encargarse de la Embajada, porque yo tenía un trabajo político”, explicó Castillo al referirse a las labores en la Embajada como “segundo al mando” del ahora candidato presidencial. González se encargaba de todo lo relacionado con asuntos administrativos, pasaportes e informes, mientras que Castillo, como embajador, se enfocaba en tareas políticas, como ayudar a que la elección presidencial de 1984 se celebrara en buenos términos.

Castillo recuerda a González como “un profesional y una persona serena” y que por ello fue enviado por José Alberto Zambrano y el presidente Luis Herrera Campíns a El Salvador. Además, refutó el rumor impulsado por Cabello en contra de González, enfatizando que “pretender que Edmundo tiene algo que ver con ésto (con los hechos de violencia) es una canallada“.

En varias ocasiones, Cazadores de Fake News ha podido probar que el programa “Con el Mazo Dando” es el origen de muchas desinformaciones políticas y electorales en Venezuela.

Por ejemplo, un rumor sobre una supuesta confesión de Jesús María Casal –presidente de la Comisión Nacional de Primarias (CNdP)– sobre un fraude en las primarias opositoras de 2023, fue iniciado por una carta enviada por otro “informante” y leída por Cabello en “Con el Mazo Dando”. 

A través de su programa también se han impulsado otras desinformaciones surgidas en internet, como el caso del supuesto financiamiento turbio de la ONG alemana Hans Seidel al partido de Delsa Solórzano –una fabricación del portal desinformativo Venezuela News– o el bulo sobre un vehículo Porsche comprado por el líder opositor Leopoldo López –un bulo surgido de una red de falsos noticieros en Instagram–.

La Operación Centauro: una desinformación de la era soviética

El rumor sobre el apodo “Matacuras” –que nunca ha sido usado en El Salvador para referirse a Castillo–, está relacionado con un reporte supuestamente publicado por la agencia Reuters el 31 de enero de 1990 y firmado por un corresponsal de nombre “Dan William” (sic.).

El supuesto artículo de Reuters ha sido citado en múltiples ocasiones en notas sobre Castillo que han sido publicadas en portales de propaganda venezolana y cubana, y reproducidas tanto en prensa escrita como en televisión nacional. En él se intenta vincular a Castillo con la “Masacre de los Jesuitas” –que ocurrió cuando el embajador de Venezuela en El Salvador era Pedro Emilio Coll, no Castillo– y también con la “Operación Centauro”, nombre de un falso “plan de exterminio” impulsado en secreto en El Salvador por el gobierno de los Estados Unidos.

El proyecto implicaba agentes cubanos radicados en Miami y al hoy ex embajador de Venezuela en El Salvador, Leopoldo Castillo, de quien se ha dicho era la fuente de los servicios de inteligencia que identificó a las víctimas”, se lee en la traducción del reporte periodístico supuestamente firmado por Williams para Reuters presentado algunos portales chavistas.

Sin embargo, en la librería de publicaciones históricas de la agencia Reuters, la primera nota con el nombre “Dan Williams” fue publicada el 30 de noviembre de 1997, pero menciona a un jugador del equipo de fútbol americano Kansas City Chiefs, no a un periodista. En 2019, comienzan a aparecer artículos escritos por otro periodista con ese nombre, graduado en la Universidad de Oxford en 1993, reportero del Jerusalem Post entre 1998 y 2001, y luego corresponsal en Israel y Medio Oriente para Reuters desde 2001. No es la misma persona que trabajó en El Salvador en los años 80.

Otro periodista homónimo, Dan (o Daniel) Williams, sí fue corresponsal en El Salvador en los años 80, pero no para Reuters, sino para Los Angeles Times.

Según una pequeña biografía agregada a una reseña de un libro de su autoría publicado en 2016, Williams también trabajó en el Washington Post, Bloomberg News y posteriormente se convirtió en un investigador de la División de Emergencias de Human Rights Watch, enfocándose en abusos de derechos humanos en varias regiones del mundo, incluyendo América Central.

De acuerdo a la librería de contenidos de Los Angeles Times, hay 91 artículos firmados por “Dan Williams” o “Daniel Williams” en el periódico y publicados entre el 4 de enero de 1985 y el 25 de enero de 2012. En 30 de ellos –con fechas que van de enero de 1985 a septiembre de 1989– se menciona a El Salvador, pero en ninguno se menciona a Leopoldo Castillo, Venezuela o a la llamada “Operación Centauro”. En los archivos de Los Angeles Times tampoco hay rastro alguno de alguna historia similar escrita por Dan Williams.

Sobre el Dan Williams de Los Angeles Times también hay rastros en la librería de archivos desclasificados de la CIA en el marco de la Ley Federal de Libertad de Información de los Estados Unidos (FOIA, por sus siglas en inglés). En algunos de ellos donde se menciona a Williams, no es nombrado Leopoldo Castillo. También son de dominio público otros documentos desclasificados que se refieren a la desinformación de la época en El Salvador, un tema que incluso fue presentado en el Congreso de los Estados Unidos en julio de 1982.

En algunos de estos documentos sí aparece mencionada la supuesta “Operación Centauro”, pero no se presenta como una “una operación secreta” de Estados Unidos en El Salvador –algo que aparece plasmado en el supuesto artículo de Dan Williams–.

Por el contrario, se explica que la historia de la “Operación Centauro” no es más que una de las muchas Medidas Activas promovidas por los gobiernos de La Habana y Moscú que fueron desplegadas en el país en esa época. El término Medidas Activas era usado en países comunistas aliados con la Unión Soviética para referirse a estrategias de desinformación y propaganda utilizadas para influir en la opinión pública y desestabilizar a sus adversarios políticos.

Desinformación en El Salvador, documentada en “Soviet Active Measures” (Hearings Before the Permanent Select Committee on Intelligence, House of Representatives, July 13-14, 1982).

“El 1° de enero de 1981, Literaturnaya Gazeta, un medio ruso de Medidas Activas, alegó que el ejército de EE. UU. se estaba preparando «para implementar el llamado Plan Centauro». El 6 de enero de 1981, un artículo en Izvestiya, órgano del Presídium del Soviet Supremo de la U.R.S.S., explicó que «la Operación Centauro… prevé la eliminación física de muchos miles de salvadoreños», dice un extracto de un texto de la audiencia sobre las Medidas Activas Soviéticas que fue presentado ante la Cámara de Representantes en 1982. 

En otro de los documentos, fechado el 22 de junio de 1981 –4 meses y 20 días antes de la designación de Leopoldo Castillo en la embajada venezolana– y desclasificado en 2022, se detalla la estrategia de propaganda y apoyo internacional durante los años 80 de los insurgentes salvadoreños en colaboración con Cuba y la Unión Soviética. Entonces fueron usadas tácticas de desinformación para manipular la percepción pública y socavar la credibilidad de sus adversarios, presentándose como “defensores del pueblo” y opositores del imperialismo estadounidense.

El documento recoge, además, más ejemplos de desinformación. Destacan entre ellos la falsificación de un documento atribuido al Hudson Institute del Departamento de Estado de EE. UU., que identificaba falsamente a un delegado como parte del gobierno de EE. UU. o incluso de la CIA, lo que generó sospechas y dañó su credibilidad. También se menciona el caso de una falsa tarjeta de seguro social, supuestamente obtenida de un soldado estadounidense muerto en combate en El Salvador, que fue utilizada por el Partido Comunista local como ‘prueba’ ante miembros del Partido Demócrata Cristiano de la presencia de tropas estadounidenses combatiendo en suelo salvadoreño.

Los casos de desinformación utilizadas en 2024 en contra de Edmundo González y Leopoldo Castillo reflejan, precisamente, ejemplos similares de desinformación y Medidas Activas: la falsificación de documentos y las acusaciones de pertenecer a la CIA son tácticas empleadas históricamente para manipular la opinión pública y desestabilizar a los adversarios políticos de quien las impulsa.

Usar cartas anónimas es otra técnica de desinformación clásica

Sobre el uso de técnicas de desinformación en la época, Leopoldo Castillo recordó: “Para ser franco, Venezuela no tenía personas capaces de inventar esas cosas, eran los cubanos. Y los cubanos, por supuesto, eran los hijos de los rusos y de los alemanes orientales, que también hay que tomar en cuenta. Sabían muy bien cómo actuar, cómo llevar todo ese aparato desinformativo, y pasaban líneas hacia abajo. En Venezuela, lo único que hicieron fue repetir y repetir lo que habían inventado antes, pero en realidad no tienen nada más”.

La conexión sugerida por Castillo con las técnicas usadas Alemania Oriental, también puede ser comprobada. En un capítulo sobre “Medidas de Descomposición” (la versión de alemana oriental de las “Medidas Activas” rusas) que aparece en un manual desclasificado de 1976 usado por la Stasi –la policía secreta de Alemania Oriental– (1976), se especifica la efectividad de “la difusión selectiva de rumores sobre personas específicas” para destruir reputación de adversarios políticos.

Justo en el párrafo anterior se menciona “el uso de cartas anónimas o seudónimas, telegramas, llamadas telefónicas, etc; fotos comprometedoras, por ejemplo, de encuentros reales o falsos”. 

En el documento conocido como Directiva 1/76 de la Stasi, se instruye sobre el descrédito sistemático de la reputación, sobre la base de rumores, cartas falsas y otros métodos difamatorios.

De igual manera, el uso de cartas anónimas como las que son leídas semanalmente en el programa “Con el Mazo Dando”, no es más que otra técnica desinformativa que ha venido siendo usada por décadas para desinformar. Con ellas suele presentarse una mezcla de información verdadera e información falsa, como es el caso de la acusación del vínculo entre Edmundo González, Leopoldo Castillo y la inexistente “Operación Centauro”. 

Las tácticas de desinformación actuales en Venezuela reflejan una continuidad histórica de las medidas activas usadas por años para influir en la opinión pública y desestabilizar a los adversarios políticos. Estos métodos de manipulación han demostrado ser persistentes y adaptativos, continuando su influencia en el panorama político moderno.


Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.

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